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Estrategias de implantación de ERP
- 07/06/2022
- Escrito por: Grazia Masulli
- Categoría: Introducción a SAP ERP
En este artículo se examinan algunas de las posibles estrategias aplicables en un despliegue de SAP u otro ERP.
Implantación de SAP
“Rollout” o “Despliegue”, cuando hablamos de SAP, se refiere a la implantación de SAP en uno o varios emplazamientos locales. El término inglés rollout significa literalmente “lanzamiento”, “puesta en marcha”.
En los proyectos de implantación de ERP SAP en grandes empresas, tenemos que trabajar con varias entidades locales.
Se utiliza el término local para referirse a algo que es específico de una determinada región, un determinado país, una división de una empresa o incluso una unidad de negocio que funciona de forma diferente a lo que se hace de forma “global” en la empresa.
La existencia de diferencias que pueden ser incluso marcadas en la forma de trabajar dentro de una misma empresa hace que no exista una forma ideal de introducir SAP.
Estrategias en la implantación de ERP
Hay varias estrategias que se aplican en función de los resultados que se quieran conseguir con la implantación de ERP como SAP. Tres de ellos son:
- Uso de un modelo global (plantilla) con despliegues locales
Esta es la solución estándar adoptada por las grandes empresas. En la práctica, consiste en tener los mismos procesos (y el mismo Modo Operativo Objetivo, metodologías de gestión de proyectos, etc.) en toda la organización.
Esta solución tiene varias ventajas: es más fácil y barata no sólo de implantar, sino también de mantener.
Permite trabajar con datos homogéneos, puede ampliarse fácil si es necesario (por ejemplo, en caso de fusión de empresas), y es muy difícil cambiar los procesos una vez implantados, lo que puede ser ventajoso en empresas muy grandes y difíciles de gobernar.
Entre las desventajas de esta alternativa está el hecho de que puede percibirse como muy lenta, ya que es necesario definir con detalle antes de empezar los procesos.
Las estructuras informáticas, los datos que se compartirán entre las distintas entidades, lo que puede modificarse localmente y lo que es intocable, y mucho más: una implantación consigue durar por tanto varios meses o incluso años.
- Trabajar con proyectos individuales
En este caso, se intenta definir un punto de partida común, que luego se adapta localmente.
Esta solución tiene claro el sentido cuando los procesos empresariales difieren mucho entre países (o zonas geográficas, o unidades de negocio, o empresas dentro de un grupo).
Esta solución es mucho más rápida que la anterior (de hecho, se pueden ejecutar varios proyectos en paralelo).
También es muy fácil “separar” partes de la empresa (lo que puede ser interesante en el caso de escisiones, transferencias de unidades de negocio o situaciones similares).
Sin embargo, también tiene varios inconvenientes: suele ser imposible copiar las funcionalidades entre un proyecto y otro, la implantación suele ser más cara, ya que las distintas entidades locales tendrán requisitos y necesidades diferentes, y será difícil, sino imposible, consolidar los resultados empresariales.
- Consolidar sólo la información
Por ejemplo, compartiendo sólo el Libro Mayor, u organizando un centro de datos de la empresa.
Es evidente que se trata de una solución “extrema”, que debe adoptarse en el caso de empresas compuestas por varias entidades locales muy diferentes, que pueden tener modelos de negocio distintos y que trabajan de forma autónoma e independiente entre sí.
En este caso, obligar a las distintas entidades a ajustarse puede ser arriesgado y contraproducente (o incluso ilegal, si los procesos son diferentes debido a la normativa local).
La integración logra tener lugar con módulos de consolidación como SAP S/4HANA Central Finance, que permite que las transacciones financieras gestionadas también por productos que no son de SAP (es decir, de terceros) se gestionan con un formato de datos común.
En última instancia, la elección de la estrategia de implantación de ERP dependerá de lo diversificada que esté la organización, de la autonomía de las unidades locales, del tipo de sector industrial y, sobre todo, de los objetivos que queramos alcanzar con el ERP.